10 razones disparatadas por las que Josh Freese es el nuevo batería de Foo Fighters

¿Quizás haya algo más absurdo que una expulsión sin razones claras? Josh Freese, el maestro de las baquetas que no deja títere con cabeza, ha dejado a los fans perplejos y con una sonrisa incontenible tras su «despido» de los Foo Fighters. Y es que, ante la falta de una explicación oficial, Freese no ha dudado en desatar su sentido del humor con una lista hilarante de las posibles (y delirantes) razones de su salida. ¿La clave del éxito? No tomarse nada demasiado en serio.

Adiós inesperado: la flecha de Cupido no da en el blanco

El 16 de mayo dejó una marca en el rock, con Josh Freese anunciando que los Foo Fighters habían decidido prescindir de su talento en la batería, sin brindar ninguna explicación lógica. «Decidieron tomar otro camino y nadie me dijo el porqué», relató el músico. Lejos de perder el tiempo en lamentos, Freese, con un currículum envidiable que incluye a Guns N’ Roses, Nine Inch Nails y Devo, prometió una lista de diez posibles motivos sobre su despido. Y, por supuesto, fiel a su estilo, cumplió.

Poodles, nunchakus y un tren hacia lo absurdo

Freese sube al escenario no solo para tocar, sino para entretener con su sentido del humor. Entre las razones humorísticas que compartió, figuran perlas como: «Esa cosa con los caniches estaba yendo demasiado lejos» y «silbó ‘My Hero’ durante toda una semana en la gira». Pero eso no es todo; también tuvo la genialidad de incluir excentricidades como «Negarse a tocar sin una tabla Ouija y nunchakus después de cada concierto», junto a otra delicia surrealista: «Insistía en que cada ensayo comenzara con 20 minutos de campanas de vaca para purificar el ambiente».

¿Estrictamente preciso o quizás, sin alma?

Reflejando su capacidad inmutable en mantener el ritmo, Freese ironiza sobre las críticas al considerarse un «métrico humano sin alma». Y como toque final, un ‘punchline’ relacionado a sus polirritmias, válido casi como una autocrítica disfrazada de sátira. Los seguidores no tardaron en reaccionar efusivamente a estas ocurrencias y hasta Noodles, el guitarrista de The Offspring, se unió a la broma, clamando por una invitación al grupo: «¡Pero me prometiste [una plaza]!» respondió por su parte Freese, «Lo intenté, tío».

Un adiós sin lazo, pero con vino

Bajo su faceta animosa, asoma una sombra de desilusión. Freese vislumbró su descontento desde que publicó su primera reacción: su incredulidad al enfrentar su primer despido en cuarenta años. Aunque los Foo Fighters no han entregado su versión de los hechos, los rumores pululan sobre quién será su sustituto. Shane Hawkins, el hijo del difunto Taylor Hawkins, ya ha actuado varias veces con la banda y parece estar en el ojo del huracán.

Al final del día, la creatividad y el humor afilan las cicatrices emocionadas de Josh Freese. Parece haber encontrado en la ironía la brújula perfecta para navegar en este inesperado y caótico episodio.

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