Hubo un momento en los MTV Video Music Awards 2025 que detuvo a la audiencia. No fue una sorpresa en forma de premio, ni una polémica típica de la gala. Fue algo distinto: un homenaje cargado de emoción al eterno Príncipe de las Tinieblas, Ozzy Osbourne.
La velada comenzó con un gesto íntimo. Jack Osbourne, acompañado de las nietas de Ozzy, apareció en el escenario para introducir el tributo. Sus palabras no fueron largas ni rebuscadas, pero transmitieron lo esencial: un reconocimiento sincero, un recordatorio de lo que su padre y abuelo significó —y sigue significando— para millones de fans alrededor del mundo. Hubo lágrimas. Hubo sonrisas también.
To kick off the Ozzy Osbourne tribute at the #VMAs, a special message from Jack & the grandkids 🤍 @OzzyOsbourne pic.twitter.com/QPFnjj6uEX
— Video Music Awards (@vmas) September 8, 2025
Y luego llegó la música. Yungblud y Nuno Bettencourt abrieron fuego con versiones potentes de Crazy Train y Changes. Energía pura, desorden controlado, la mezcla perfecta entre respeto y juventud. Y cuando parecía suficiente, la sorpresa se intensificó. El escenario recibió a Steven Tyler y Joe Perry, dos mitos que se fundieron en Mama, I’m Coming Home. Un tema que sonó casi como una despedida, pero que al mismo tiempo vibró como un eterno regreso.
El público estaba de pie. Algunos coreaban, otros simplemente escuchaban, inmóviles, con esa sensación extraña de estar ante un instante histórico. Un instante breve, pero grande.
Porque no se trataba solo de la música. Era el reconocimiento al legado de alguien que nunca se conformó con ser “solo” un cantante. Ozzy Osbourne fue, y es, un símbolo de rebeldía, de exceso, de autenticidad absoluta. El hombre que convirtió sus demonios en arte y que, con cada grito, nos recordó que el rock no muere. Nunca.
En definitiva, el homenaje no fue únicamente un repaso a su carrera. Fue una declaración. Una forma de decir: Ozzy permanece. Aunque el tiempo pase, aunque las luces de la gala se apaguen y el eco de las guitarras se diluya, la figura del Príncipe de las Tinieblas seguirá proyectándose sobre la historia de la música.
Un tributo justo. Sincero. Y sí, inolvidable.
