Foo Fighters sorprenden a sus fans con un regreso inesperado en un concierto improvisado tras un año alejados del escenario

¿Quién dijo que las leyendas del rock se apagan? Si alguien lo pensaba, que se lo apunte bien: los Foo Fighters acaban de mandar a paseo un año entero de silencio con un mazazo en forma de concierto sorpresa. Un bolo relámpago, solo para los más avispados, en un teatro diminuto de California, que ha encendido de nuevo la mecha de la banda. Y, ojo, porque todo apunta a que esto es solo el principio. ¿Preparados para otro asalto de Dave Grohl y compañía?

Foo Fighters vuelven al ruedo: sudor y puro nervio en San Luis Obispo

13 de septiembre, sábado. Poneos en situación: un modesto teatro de 900 butacas en plena Costa Oeste, el Fremont Theater. El rumor salta a las redes apenas unas horas antes —aviso, ni tiempo para buscar vuelos baratos—. Entradas solo in situ, y desde muy temprano, porque aquí lo digital es postureo y lo auténtico es hacer cola bajo la bruma californiana. Los fans, hambrientos de rock y nostalgia, madrugan para lo que promete ser una noche que solo unos pocos mortales podrán contar a sus nietos.

¿Por qué tanto revuelo? Sencillo. Es el primer concierto de los Foo Fighters en un año. Doce meses en los que el grupo ha estado —aparentemente— apagado, como una colilla en el borde del escenario. Pero nada más lejos, porque el motor ha estado rugiendo bajo la superficie. Además, la cita era doblemente histórica: debut de Ilan Rubin a la batería. Para quienes no le ubiquen, hablamos del tipo que ha puesto base rítmica a Nine Inch Nails, Angels & Airwaves y su propio proyecto, The New Regime. Vamos, que talento no falta.

Ambiente de culto: filas interminables y la electricidad en el aire

La noticia corrió como la pólvora. Caos en redes, improvisación total y filas serpenteando la manzana ya de madrugada. Algunos ni almorzaron, otros repitieron café tras café. Pero nadie quería perderse el regreso de la banda capaz de convertir temazos en himnos de estadio y pubs de mala muerte en catedrales del rock. Esa noche olía a cerveza, asfalto caliente y ansiedad dulce, la del fan que recupera por fin a sus ídolos tras la tormenta.

Un regreso que huele a renacimiento (y algo más)

Nada en los Foo Fighters es aleatorio. Este concierto relámpago es, en realidad, el primer ladrillo de una reconstrucción calculada. Los de Seattle vienen de celebrar sus 30 años de carrera —cuántos pueden decir lo mismo sin sonar a dinosaurios— y lo han hecho con single nuevo bajo el brazo: “Today’s Song”, una declaración de intenciones disfrazada de melodía pegadiza. Un tema que habla de sobrevivir, de crecer a golpes y de no rendirse pese a los vaivenes de la vida.

En paralelo, Dave Grohl, héroe absoluto (y a ratos antihéroe), ha lanzado una carta abierta a los fans, envuelta en homenaje sentido a los caídos: Taylor Hawkins, ese huracán tras la batería, y Josh Freese, el hombre que supo aguantar el tipo. Se respira en el ambiente una mezcla de melancolía y furia. Y lo dicho, no están muertos: están mutando… Y sí, están tramando algo.

El enigma Foo: mensajes crípticos y estudio clandestino

Llevan semanas soltando pistas misteriosas por redes y newsletter, igual que hacen las bandas que están a punto de desatar la tormenta. Fotos en estudio repletas de vinilos, amplis encendidos, caras fatigadas pero satisfechas. Los fans se muerden las uñas, esperando que el golpe en la mesa llegue pronto. ¿Nuevo álbum, gira aún más brutal? Seguro que sí. Y lo peor para nuestras cuentas bancarias: ofrecerán solos más épicos que nunca.

Una nueva era: Ilan Rubin toma el relevo… y agita el avispero

Aquí hay que pararse. El cambio de batería no es cosa menor. Josh Freese, tras su salida reciente, lo decía claro: “La música no era mi mundo, pero respeto a Ilan. Es un monstruo”. Así que atención, porque con Rubin tras los parches podemos esperarnos aún más pegada, más precisión quirúrgica, más locura. Energía fresca para una banda que no teme reinventarse, aunque eso implique perder y ganar fans por el camino.

Sí, habrá gira. Y empieza en octubre, levantando el vuelo en Jakarta. ¿Premonición o simple calentamiento? Lo de California tenía sabor a ensayo general para algo gigantesco. La bestia está despierta, y ni el jet lag la va a parar.

Foo Fighters desde la trinchera: directo desde Instagram

Y para los que aún dudan… Aquí unas joyas visuales de la noche:

El rock puede vaciar estadios, pero también cabe apretujad o en un pequeño teatro, mezclando sudor, lágrimas y la certeza de que aún queda mucho por decir. Foo Fighters han vuelto, y nadie —repito, nadie— debería perderlos de vista.

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