¿Sabías que uno de los sonidos más emblemáticos del rock nació, literalmente, de un despiste en el estudio? No es broma: Phil Collins y su batería dejaron huella eterna en la música gracias a una simple “pifia técnica”. A veces, lo inesperado marca más que mil sesiones de perfección clínica. Prepara los cascos: viene historia y polémica…
El fatídico error que revolucionó el sonido del rock
No, no lo planearon. El “gated reverb”, ese trueno inconfundible de la batería en In the Air Tonight, tuvo menos de laboratorio que de casualidad cósmica. Pura magia –o karma rockero, según se mire. Allá por el 79, Collins estaba aporreando los parches para un disco de Peter Gabriel, aburrido en una sesión cualquiera, cuando un micro de sala quedó enchufado sin querer, pasando por un compresor de la legendaria consola SSL de Townhouse Studios en Londres. Zas, se parió el monstruo: sonido seco, puñetazo sonoro, sin eco natural. Un susurro convertido en himno gracias a un fallo humano digno de leyenda.
¿Quién lo estrenó? Intruder, de Gabriel. Pero fue un año más tarde, en el debut solista de Collins, Face Value (1981), cuando el mundo entero escuchó el fenómeno en In the Air Tonight. El resto es historia: millones de ventas, fans en éxtasis y media industria intentando copiar el truco. De Prince a Springsteen, todos peregrinaron al altar del reverb amputado. Pero sólo Collins llevó la corona.
Genesis: reencuentros nostálgicos y el eterno eco de Collins
Este septiembre, los miembros supervivientes de Genesis –Peter Gabriel, Tony Banks, Steve Hackett y Mike Rutherford– se citaron en Londres para escuchar el lavado de cara Atmos de The Lamb Lies Down on Broadway. Collins, reponiéndose en Suiza tras una operación, solo pudo asistir en espíritu. A pesar de la ausencia física, la camaradería seguía a flor de piel. Gabriel bromeó con la edad y el ego (“De jóvenes, grita más, ahora pedimos bajarnos del volumen…”), mientras Banks rememoraba el fulgor ingenuo de aquellos años. Nostalgia, sí, pero sin caer en patetismo barato.
Y atentos coleccionistas: el 26 de septiembre verá la luz un super box set aniversario, con el álbum remasterizado, un directo inédito y cachivaches exclusivos. Rock progresivo elevado a categoría arqueológica.
Un adiós, millones en el banco y la maldición del legado eterno
Genesis colgó los guantes en 2022 con una gira finale, The Last Domino?, donde la fragilidad de Collins fue evidente. Nic, su hijo, tomó el relevo batallero. Charlie Benante, de Anthrax, confesó acabar llorando en ese tour. No era para menos: ver a un mito desvanecerse en escena remueve hasta al más duro del metal.
Tras el último telón, Genesis vendió su catálogo a Concord Music Group por más de 300 millones de dólares. Para algunos, traición capitalista; para otros, un golpe maestro. El debate sigue vivo en los foros: ¿genialidad financiera o prostitución artística?
En cualquier caso, entre aciertos accidentales, superventas y coleccionismo ansioso, la sombra de Genesis y la pegada inconfundible de Phil Collins siguen latiendo en cada bombo de la música moderna. Da igual lo que digan los puristas: el rock jamás olvidará aquel error perfecto.
¿Tú qué piensas? ¿Genius de estudio o lotería divina?
- ¿Se puede nacer mito por accidente?
- ¿El dinero lo compra todo, incluso el legado artístico?
- ¿Qué batería te vuela más la cabeza que la de Collins?
Una historia así no se compone, se tropieza. Y si no, que le pregunten a Phil Collins…