¿Puede una sola batería encender de nuevo la llama de una leyenda? Rush elige a Anika Nilles para rendir tributo al irrepetible Neil Peart, y el rock progresivo tiembla entre la nostalgia y la sorpresa. ¿Preparados para ver a los dioses mutar? Vamos allá.
Rush resucita: el nuevo latido tras la sombra de Neil Peart
En el universo del rock progresivo, algunas noticias cortan el aliento. Tras más de una década de exilio y con el corazón aún dolido por la pérdida de Neil Peart, Rush vuelve a la carretera en 2026. Pero, ¿cómo reemplazar lo que muchos consideran inalcanzable? Fácil. No lo haces. Mejor, lo honras. Así piensan Geddy Lee y Alex Lifeson, que han apostado a la carta menos esperada del juego… la alemana Anika Nilles, una bestia de las baquetas cuya irrupción huele a revolución y a puro vértigo.
Una historia de conexiones, admiración y riesgo
Todo empezó con una charla cualquiera, una confesión a medias de Geddy Lee en una entrevista donde el bajista, entre bateristas y anécdotas, soltó el nombre de Anika tras haberla escuchado con Jeff Beck. Al parecer, sus palabras no fueron ni planeadas ni premonitorias. Pero ahí quedó el eco, zumbando. Casi sin querer, la maquinaria se puso en marcha gracias a un técnico que anduvo entre Lee y Beck, prendado del groove y la precisión quirúrgica de Nilles. Así terminó aterrizando la teutona en Canadá, lejos de toda sospecha mediática, invitada a probar suerte no en un examen, sino en una especie de jam entre colegas. Sin presión, sin red. Y al primer golpe de caja, la química brotó. Relajación, buen rollo y, sobre todo, esa capacidad de captar la esencia del “profesor” sin caer en la imitación barata. Porque Peart puede copiarse, pero jamás replicarse.
Anika Nilles: de educadora a icono percusivo
Sí, existe vida más allá de los mapas de doble bombo y los cobres sacados a fuerza de músculo. Anika Nilles, nacida en un rincón de Baviera en el 83, creció rodeada de sonidos y melodías familiares. Estudió, trabajó —ojo al dato, fue educadora especializada, ahí es nada— y lo dejó todo en 2010 para entregarse de lleno al arte de aporrear los parches. Una decisión temeraria, de esas que te sacan del molde y que unos pocos valientes se atreven a seguir, cruzando sin paracaídas de lo previsible a lo salvaje.
El mundo la descubre en 2013 cuando Wild Boy, un temazo viral en batería, arrasa en internet. Lo suyo no es el virtuosismo vacío sino la dinámica, la precisión matemática, los matices que cortan como vidrio y el pulso emocional que se cuela sin permiso por la piel. Festivales, clinics, reconocimientos y —quién lo diría— la invitación de Jeff Beck para sumarla a su último show por Europa en 2022. Desde ahí, solo era cuestión de tiempo que algún coloso se fijara en ella.
No se reemplaza a Neil Peart, se honra
Un golpe duro de realidad: reemplazar a Peart es imposible. Y Nilles lo sabe. No quiere suplantar, ni eclipsar. Solo sumar alma y color, dando vida a unos temas que piden electricidad y sudor pero también respeto y humildad. La propia Geddy lo resumió de forma brutal: “Técnicos hay muchos, pero transmitir el feeling… ese misterio… lo tiene muy poca gente”. Y si lo dice él, habrá que creérselo.
Abróchate el cinturón: Rush despega el 7 de junio de 2026
Con la gira Fifty Something en la casilla de salida y los planetas alineándose para una resurrección de alto voltaje, Rush y Anika Nilles apuntan a hacer historia. Los más puristas bramarán. Algunos nostálgicos llorarán. Pero todos, todos, van a mirar. Es inevitable.
No te pierdas a Anika Nilles en acción
¿Quieres ver de qué está hecha la futura batería de Rush? Abre bien los oídos, porque no va de velocidad, va de arte.
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¿Estamos ante una nueva era o ante un sacrilegio? Tiempo al tiempo. Pero una cosa es segura: el rugido de la batería de Anika Nilles no dejará indiferente a nadie que alguna vez sintió que Rush le cambiaba la vida.




