¿Una reunión de los Sex Pistols sin Johnny Rotten? Parece una broma, pero es la realidad a la que nos enfrentamos cuando una de las bandas más emblemáticas del punk rock decide seguir adelante sin su voz más icónica. John Lydon, conocido por su incisiva lengua, no se ha mordido ni un poco a la hora de destrozar la actual alineación de los Sex Pistols, tachándolos de «woke» y de convertir su legado en pura basura infantil.
El desencuentro de John Lydon con sus antiguos compañeros
En una charla reciente, Lydon dejó claro que no tiene intención de volver a subirse al mismo barco punk con Paul Cook, Glen Matlock y Steve Jones. Esta postura radical surge de su visión de que el material de la banda ha sido desvirtuado hasta convertirse en un simple espectáculo de Disney, algo que él considera repugnante. «Lo siento, pero yo soy los Pistols, y ellos simplemente no lo son», sentenció el icónico vocalista.
Reemplazos y espectáculos
Ahora, la banda ha recurrido a figuras como Frank Carter para llenar el vacío vocal, pero Lydon no se guarda nada: «Es todo un circo de payasos», afirmó, recordando el ocasional reclutamiento de Billy Idol. Según él, estas nuevas intervenciones no hacen más que convertir sus letras en un espectáculo trivial sin esencia.
¿Qué ha pasado realmente?
La fricción entre Lydon y el resto de la banda se remonta a 2021, durante la disputa legal por el retrato de los Sex Pistols en la serie de Danny Boyle, ‘Pistol’. Para Lydon, la representación era poco más que una fábula, muy alejada de la realidad. Y sí, se proyectó en Disney+, de ahí sus comentarios ácidos sobre el «infantilismo» al que han reducido su legado.
El hecho de que la banda decidiera hacer una gira en 2024, omitiendo a Lydon, fue como una daga clavada para el antiguo frontman. «Están destruyendo todo lo que los Pistols alguna vez significaron», dijo enfáticamente, dejando claro que sus letras tenían propósito y no fueron escritas a la ligera.
Persistente en su rebeldía
Para Lydon, mantenerse firme contra el sistema ha sido siempre su línea de vida. «Nunca he vendido mi alma por un dólar», afirma con orgullo. Comparándose con Nancy Reagan, insiste en lo fácil que siempre le ha resultado decir «no» cuando algo va en contra de sus principios.
Su negativa a participar en lo que considera una farsa solo reafirma su reputación como rebelde del punk, alguien difícil de manejar, pero que nunca ha permitido que su espíritu se apague por el dinero. Al fin y al cabo, eso es lo que siempre ha definido el indomable espíritu punk.