¿Quién es el verdadero padre del éxito de Mötley Crüe? Spoiler: no es sólo el demonio de L.A., sino también el Príncipe de las Tinieblas… y su implacable esposa.
Ozzy y Sharon Osbourne: El salvavidas que catapultó a los Crüe al Olimpo
Hay momentos en la vida —y en la historia del rock— que lo cambian todo. Y, para Mötley Crüe, ese clic caótico y mágico llegó en 1984. Nikki Sixx lo cuenta claro, sin medias tintas ni aura de leyenda: si no hubiese sido por Ozzy Osbourne y su media naranja, Sharon, los Crüe probablemente nunca habrían cruzado el umbral de los bares cochinos angelinos. Sharon, tan temida como admirada, olfateó el potencial arrollador de la banda y, ni corta ni perezosa, les metió en la gira mundial más crucial de sus vidas. A partir de ahí, la leyenda se escribió a ritmo vertiginoso y oliendo a bourbon barato.
Y sí, dicen que Ozzy es un diablo, un tío impredecible y salvaje, pero Nikki lo ve casi como un ángel caído (si es que eso existe en el heavy metal). “Gracias a ellos empezó todo”, reconoce el bajista. Nadie puede negar que los de Los Ángeles consiguieron con esa oportunidad lo que pocos habían soñado: volverse iconos a lo bestia.
La despedida eterna de Ozzy: Lo que el rock le debe, y lo que Sixx jamás podrá pagar
Recuerda hace apenas unas semanas: Ozzy Osbourne subiéndose una última vez al escenario en Birmingham. Back to the Beginning, lo llamaron. Un desfile de estrellas, reverencias digitales y millones de corazones conectados queriendo despedirse del murciélago mayor. Sixx fue claro: Ozzy se va como una leyenda, habiendo puesto patas arriba la historia de nuestra música y la vida de decenas de colegas. “Se va al cielo, pero aquí deja un desmadre inolvidable”, dice Sixx. Y en esto, hasta el más cínico tiene que reconocer que el hueco que deja Ozzy es capaz de tragar cualquier moda pasajera o tendencia pop barata.
Pero… ¿y Mötley Crüe? ¿Por qué no estuvieron ese día soñado?
Oh, el drama. Algunos lo vieron sospechoso, pero la explicación es cruda y realista: Vince Neil, la voz rasgada y salvaje de Crüe, estaba completamente fuera de combate. Un accidente vascular cerebral en plenas navidades de 2024 lo dejó tieso para cualquier tipo de fiesta —y mucho menos para compartir escenario en semejante despedida. Así que la banda, de rodillas y con el alma encogida, tuvo que rechazar la invitación. Ni aunque hubieran querido, podían. El rock no perdona, y la salud mucho menos.
Retornos, reinvenciones y el (¿incierto?) futuro de Mötley Crüe
¿Se acabó la fiesta para siempre? Vince Neil ha vuelto a las tablas, eso sí, en el contexto ultra-glam de Las Vegas y a lomos de la última residencia en el Dolby Live, donde las luces brillan pero el tiempo nunca deja de pesar. Pero ojo, esto no va sólo de colgarse medallas y remover glorias pasadas. La Crüe —atentos, puristas de alma metalera— apuesta por su nuevo recopilatorio, From The Beginning: cuarenta años de exceso, riffs y locura, con una versión de “Home Sweet Home” junto a, ni más ni menos, que Dolly Parton. Lo que hay que ver. Y escuchar.
¿El futuro? Sixx lo ve difuso pero, sorprendentemente, sereno. No quiere más pirotecnia eterna ni el ritmo desenfrenado. “Tengo familia, otros proyectos… Ser estrella ya no me llena”, confiesa (con ese tono entre agotado y liberado que sólo da haber sobrevivido a los ochenta). Para el bajista no importa tanto lo que vendan o la maquinaria de los tours, sino lo que queda grabado entre las líneas de bajo y las cicatrices.
Conclusión: Ozzy, Sharon y la crudeza de los finales reales
El gran mito del rock es que nunca muere, pero la verdad es que hasta los invencibles como Ozzy buscan su última reverencia. Mötley Crüe se reencuentra con su pasado, agradece, sangra y sobrevive… aunque el futuro sea aún un puñado de interrogantes. Así es el rock: eléctrico y humano, trágico y brutalmente honesto. Porque para cada final legendario, siempre hay alguien que le debe todo al monstruo de turno.
